El nuevo ranking universitario global elaborado por Times Higher Education (THE) volvió a poner en evidencia las debilidades estructurales del sistema universitario argentino. Aunque nueve universidades del país lograron ser clasificadas, ninguna aparece entre las mil mejores del mundo.
La Universidad Austral se posicionó como la mejor del país, dentro del rango 1201–1500, mientras que las demás —entre ellas la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), La Plata (UNLP), Rosario (UNR), Litoral (UNL), Quilmes (UNQ), San Martín (UNSAM), Cuyo (UNCUYO) y la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA)— quedaron por debajo del puesto 1500.
En total, el ranking 2026 de THE evaluó 2191 instituciones de 115 países, pero ninguna argentina logró ubicarse entre las 1000 primeras. En América Latina, solo la Universidad de San Pablo (Brasil) figura en el rango 201–250, mientras que ninguna institución de la región aparece en el top 200 mundial.
Un “baño de realidad” para las universidades argentinas
Según Julio Durand, coordinador de la Unidad de Reputación Institucional de la Universidad Austral, el ranking de Times representa “un baño de realidad” para las universidades argentinas y latinoamericanas. “La tabla exige tener al menos mil publicaciones científicas indexadas en Scopus durante los últimos cinco años. Apenas un puñado de universidades argentinas alcanzan ese umbral”, señaló.
A diferencia del ranking QS, donde la participación es automática, el de Times es voluntario, lo que implica que solo figuran las universidades que deciden enviar sus datos y cumplen con los criterios de elegibilidad. En esta edición, cuatro instituciones argentinas adicionales (dos públicas y dos privadas) participaron del proceso, pero no lograron superar los requisitos mínimos.
América Latina: más presencia, pero lejos del liderazgo
En la región, Brasil encabeza la lista con 59 universidades clasificadas, seguido por Chile (29), Colombia (24) y México (21). Sin embargo, ninguna supera el puesto 200. La Pontificia Universidad Católica de Chile se ubica entre las 500 mejores, y el Tecnológico de Monterrey (México) aparece en el rango 601–800.
Paradójicamente, Ecuador, con 12 instituciones clasificadas, superó a la Argentina en número total de universidades presentes en el ranking.
Las causas del retroceso argentino
El especialista en educación superior Marcelo Rabossi (UTDT) explicó que la posición argentina responde, en gran parte, a un modelo universitario que prioriza la inclusión antes que la investigación.
“Las universidades argentinas no son intensivas en investigación. Son universidades con investigación, pero no de investigación. Su fortaleza está en la inclusión y en la gratuidad, pero esa amplitud también exige más recursos para sostener infraestructura y salarios, en detrimento de la inversión científica”, analizó.
Rabossi agregó que “los rankings tienden a premiar a las instituciones más selectivas, que admiten pocos alumnos y concentran fondos en laboratorios y publicaciones”, mientras que en América Latina “la masividad y la deserción impactan en los indicadores globales de calidad”.
Qué mide el ranking Times
El ranking de Times Higher Education se estructura sobre 18 indicadores agrupados en cinco pilares:
- Enseñanza y entorno de aprendizaje (29,5%)
- Entorno de investigación (29%)
- Calidad e impacto de la investigación (30%)
- Perspectiva internacional (7,5%)
- Transferencia de conocimiento a la industria (4%)
El estudio analizó 19 millones de papers científicos, 1,5 millones de encuestas académicas y datos institucionales de más de 3000 universidades. Los resultados se presentaron en la Cumbre Mundial de Educación Superior, celebrada en la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (Arabia Saudita).
El mapa global de la élite académica
Por décimo año consecutivo, la Universidad de Oxford encabeza el ranking mundial, seguida por el MIT, Princeton, Cambridge, Harvard y Stanford. Las diez primeras posiciones siguen dominadas exclusivamente por instituciones de Reino Unido y Estados Unidos, sin presencia de universidades latinoamericanas, europeas continentales o asiáticas.
Para Phil Baty, director global de THE, los resultados muestran “una advertencia clara para América Latina”. “La competencia por el talento científico y la colaboración internacional se ha intensificado. Asia oriental está desplazando el centro de poder de la educación superior hacia el este, y eso ejerce presión sobre las posiciones latinoamericanas”, señaló.
Baty recomendó a los países de la región “seguir invirtiendo en investigación y desarrollo, fortalecer la transferencia de conocimiento y vincular la universidad con el sector productivo”.
Mirar hacia adentro
Desde el sistema universitario argentino, varios rectores sostienen que estos resultados deben tomarse como una señal de alerta, no de fracaso. “Los rankings son herramientas de referencia, pero no miden la función social ni la capacidad de inclusión del sistema público argentino”, explican desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
Rabossi coincide: “La verdadera evaluación debe ser interna. Si el objetivo de una universidad es la inclusión, su indicador de éxito no puede ser la cantidad de papers, sino cuántos estudiantes de primera generación logran graduarse y acceder a un empleo digno”.